No se que tienen algunas actividades que nos trasladan a la niñez como por arte de magia. A mi me pasa con la recolección de fruta, pasear por el campo disfrutar de los olores y sonidos de la naturaleza me parece una gozada así que trato de que mis pequeños la disfruten conmigo ya que además es una forma genial de que aprendan a comer fruta y a disfrutar de sabores nuevos con toda la naturalidad del mundo.
En esta ocasión tenía antojo de fresas pero como no conseguí localizar ninguna finca cercana donde pudieramos ir nosotros mismos a cogerlas volvimos al Malaín y me conformé con algunos arándanos, frambuesas y grosellas. Como la vez anterior no me decepcionó y termimanos la tarde con helado de arándanos casero (practicamente un yogurt) con el que Ariadna disfrutó de lo lindo.
El look: camiseta, shorts, cazadora y un fular que en Asturias aunque ya estamos en verano las temperaturas no están para tirar cohetes.
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